Este año vuelven Juegos olímpicos. Con ganas espero el sábado 23 de julio, día en que se enciende el pebetero. Siempre me ha gustado este evento, pero desde hace muchos años, desde 1990, que el profesor Luis Miguel Landa me hizo hacer un trabajo para educación física al no poder hacer esta, lo vivo con más conocimiento y pasión.

Nunca olvidaré la emoción cuando Antonio Rebollo encendió el nuestro, el de Barcelona. Una vez se encienda el pebetero, empezará la cuenta atrás para que cientos de deportistas se jueguen en segundos o minutos su esfuerzo de cuatro años. Sin piedad, muchos caerán y otros pocos se llevarán la gloria, subirán al podium y tendrán para siempre el recuerdo en forma de medalla. Pero todos se irán satisfechos de haber dado lo mejor de si mismos.

Es muy bonita la historia de los Juegos Olímpicos, que ya os conté y merece la pena releer. Junto a eso, revivir momentos de gloria que muchos tenemos guardados en el corazón. De éxito, de entrega, de superación, hasta de fracaso.

Cada cuatro años, esta vez cinco por el covid, espero con pasión la llegada de los juegos olímpicos:, pero esta vez espero con admiración la llegada de los juegos paralímpicos. Los avatares de la vida, han hecho que se conviertan en espejos en los que mirarme, referentes a los que seguir, ejemplos a los que imitar y seguir superándome cada día como hacen ellos. 

La amputación de un pierna por debajo de la rodilla ha sido de la experiencias más traumáticas, mas duras psicológicamente y que mas me ha costado superar. A la vez, me ha regalado algunas experiencias geniales como volver a andar, volver a pasear con mi mujer y mi hija, volver a sentirme independiente en cierto modo. en definitiva un camino de superación que me enseñaron los que iban por delante en la vida y que algunos de ellos compiten en unas semanas. 

Podría decir muchos nombres, pero sería injusto porque seguro que se me olvida alguno, pero he tenido la suerte de poder hablar y aprender con al menos medio docena de los atletas paralímpicos que estos días nos representan. Ha sido tan dispuesta y generosa la ayuda que me han dado, que siempre estaré en deuda. Seguiremos la cadena y espero poder enseñar a alguien que llegue después a esta vida de la amputación. 

Así que ya sólo me queda que llegue primero el 23 de julio y luego el 24 de agosto para aplaudir y empujar en la distancia a mis queridos y admirados atletas paralímpicos. 

¡Gracias y a por todas campeones!

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