Desde Fisioterapia de la Serna, llevamos mucho tiempo queriendo escribir sobre la experiencia de Pablo Delgado de la Serna, nuestro compañero y director, en varios de sus viajes a África (en Kenia en colaboración con la ong Anidan y en Madagascar en colaboración con la ong fami) y que nos cuenta él en primera persona.
Muchas veces, en los meses previos a un viaje de cooperación a África, nos planteamos dudas del tipo, ¿seré capaz de aguantar? ¿Estaré a la altura? ¿Seré útil? ¿…? Preguntas lógicas y normales ante tan genial aventura que esta a nada de empezar. Una vez allí, y como pasa en muchos sitios, lo primero que se ve, es el gran contraste existente entre las grandes capitales, donde hay una pobreza increíble, que se ve y palpa en cada esquina, pegada a una insultante riqueza… en comparación con los poblados del interior o la costa, en caso de Lamu (Kenia) los poblados de tsiroanomandidy (Madagascar), donde también estuve, donde salvo grandes sequías o hambrunas, todo el mundo tiene su huerto discreto y sus animalitos, más o menos, que les permite “alimentarse” cada día.Pero sin duda, lo que más llama la atención, lo que más choca y sorprende (y a la vez alegra) visto desde mis ojos, es la inmensa alegría de vivir que se nota y se ve en sus miradas, sobretodo en los pequeños, miradas llenas de alegría, la solidaridad, las pocas complicaciones que tienen, al tener sus aspiraciones materiales limitadas a lo necesario para vivir, lo que les quita muchísimos problemas, frustraciones y quejas.
El ir a su casa y ofrecerte todo, no como cuando alguien viene a nuestras casas que le ponemos una cena rica y si viene a dormir le dejamos un cuarto, no… te ofrecen todo lo que tiene que es poco, pero ese poco te lo dan y te dejan el mejor cuarto, sino la casa entera… y al vivir estas cosas, siempre me ha venido a la cabeza una idea, ¿cuando no le das la importancia a lo material que le damos nosotros, es más fácil ser desprendido y darlo todo y se es más normal, humano y humilde y más feliz? Lo mismo no y es un problema de enfoque, un problema de que la sociedad nos invita cada día a comprar cosas nuevas, cambiar las que tenemos… Y es que una de mis principales conclusiones al volver de allí, es que desde el primer mundo, les podemos enseñar a ir a la luna, hacer misiles, internet…. Pero sin duda alguna, el tercer mundo, nos enseña a vivir, a recuperar las ganas de exprimir cada día por torcido que empiece.
A nivel profesional, también impresiona mucho, las ganas de aprender de cualquier sanitario con el que coincidí, ya que una de las cosas que hacía, para que de verdad fuera útil mi voluntariado, era trabajar con pacientes casi todo el día, pero por supuesto la condición indispensable era enseñar para que quedara allí algo de conocimiento. No dudaban en preguntar, nunca estaban cansados, siempre querían que les enseñara algo más, siempre querían practicar sin pensar si llevaban una hora, tres o doce trabajando…
Y muy especial y bonito era cuando teníamos la oportunidad de ir a poblados a tratar gente, ya que eran avisados con un tiempo de antelación para que pudieran acudir y a veces venia gente desde un montón de kilómetros, hubo unos que vinieron 60 kilómetros caminando para vernos, porque venía un “blanco” a curarles… increíble, aún emociona solo de contarlo. Estas cosas, te quitan el hambre y el cansancio, hasta el punto de que un día, nos daba tanta cosa dejar de trabajar porque no paraba de llegar gente, que estuvimos sin parar hasta las tres de la madrugadas con la sensación de estar menos cansado que muchas días aquí y es que en situaciones tan bonitas y emocionantes, el cansancio desaparece.
Sin duda alguna, entre lo que vi de cómo con tan poco, la gente era tan feliz, ver sus casas, sus ropas, etc. Y ver lo felices que eran, impacta muchísimo… tanto, que te hace replantearte tu vida, pensar en que estás haciendo mal, todo esto sin caer en el “falso misionerismo·” de nuestra vida es lo peor y la suya es genial, porque todos ellos se cambiaban por nosotros sin pensarlo. Incluso a veces te sientes miserable de ver como sólo nos fijamos, o como muchas veces se valora a la gente por lo que tiene y no por lo que es… es increíble cómo te cambia, ayuda y da fuerzas, para después afrontar de una manera distinta la vida.
Espero que os haya ayudado algo mi experiencia, no siempre es fácil explicar y contar algo tan especial y por si acaso, podéis ver algunas de las fotos de aquellos días.
¿Has vivido alguna experiencia parecida? Si la has vivido, ¿Tienes alguna reflexión que contarnos que se nos haya escapado? ¿Te ha ayudado nuestra historia? Esperamos vuestros comentarios!
Desde Fisioterapia de la Serna, esperamos que os sean de utilidad. Para más información, contacta con nosotros en fisioterapiadelaserna@gmail.com.